miércoles, 13 de noviembre de 2013

MILAGROS DE RESURRECCIÒN


Hija de Jairo (Mt 9; Mc 5; Lc 5).


Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar.
 
Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 


 
Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban.





Hijo de la viuda de Naim (Lc 7, 11-17).


«Poco después Jesús, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud, se dirigió a un pueblo llamado Naín. Cuando ya se acercaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La acompañaba un grupo grande de la población. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores.

Entonces se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo:  Joven, ¡te ordeno que te levantes! El muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos se llenaron de temor y alababan a Dios.  Ha surgido entre nosotros un gran profeta  decían. Dios ha venido en ayuda de su pueblo. Así que esta noticia acerca de Jesús se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas.»




Realiza la siguiente actividad:






Lázaro (Jn 11).




Había un enfermo llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro había enfermado. Entonces las hermanas le enviaron este recado:
    -Señor, tu amigo Lázaro a quien tanto amas, está enfermo.
    -Esta enfermedad no es de muerte, sino para glorificar al Hijo de Dios -comentó Jesús con sus Apóstoles.

    Pasados dos días les dijo que debían regresar a Judea porque  Lázaro había muerto.  Se pusieron en camino y cuando ya estaban cerca de Betania, Marta, que había sabido que llegaba Jesús, salió a su encuentro diciéndole.

    -Señor, si hubieras estado aquí mi hermano Lázaro no habría muerto...

    -Resucitaré a tu hermano -le prometió  Jesús.

    Marta avisó a su hermana María que el Maestro estaba allí, y que la llamaba.  Los judíos que habían venido de Jerusalén a darles el pésame y estaban en la casa pensaron que iba al sepulcro y la acompañaron.  María, al llegar donde estaba Jesús, se postró llorando a sus pies al tiempo que se quejaba igual que su hermana.  Jesús se conmovió y también lloró.
  
  -¿Dónde lo habéis puesto? -preguntó.
   
  -Ven, Señor, y lo verás.

    Cuando llegaron al sepulcro hizo que retiraran la losa de piedra que tapaba la entrada.  Marta le advirtió que ya olía mal, pues hacia cuatro días que estaba muerto.  Jesús miró al cielo en oración y luego exclamó en voz alta:

    -¡Lázaro, ven afuera!

    Al instante apareció de pie en la puerta.  Jesús ordenó que le quitaran las vendas para que pudiera caminar.




  • Busca el camino adecuado y  ayuda a Lázaro  a llegar donde su amigo Jesús.


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